Miami, Estados Unidos.
“Es imposible crear prosperidad en Centroamérica y el sur de México si no se arregla el problema del café”, afirma el guatemalteco Fernando Morales de la Cruz, creador de una iniciativa para que los consumidores paguen 10 centavos de dólar más por cada taza de la bebida a fin de ayudar a los caficultores.
A través de Café for change, una empresa emergente, busca demostrar que es posible un modelo sostenible para el negocio del café.
Según dijo a Efe, mientras las multinacionales del café ganan miles de millones de dólares al año, los agricultores de Chiapas ( México) y de las zonas montañosas de Guatemala, Honduras y El Salvador reciben cantidades por su café con las que solo pueden malvivir y muchos se ven obligados a buscar un futuro mejor en Estados Unidos.
Esas multinacionales venden la libra al consumidor incluso por encima de los $30 y “al agricultor le pagan menos de un dólar”, subraya.
La caficultura, principal fuente de ingresos de miles de familias en Centroamérica y sur de México, está “devastada” por una mezcla de precios bajos y la plaga de la roya.
A su juicio, el problema solo puede resolverse pagando un precio “aceptable” a los caficultores, y “eso no se puede hacer con un sistema de comercio colonial como el actual”. Para probar sus palabras, señala que el precio del café, que llegó a estar en 160 dólares el quintal, está ahora a 125 dólares.
Café for change, que empezará en noviembre a vender su café a precios justos, propone que los consumidores paguen por cada taza de café $0.10 para ayudar a los productores. Para ello es necesario que las grandes empresas que venden café al detalle, como Starbucks, McDonalds y Nespresso, estén de acuerdo, aunque a ellas no les produciría pérdida económica alguna.
Al día venden 500 millones de tazas de café; de aplicarse esa tasa de $0.10 lograrían $50 millones diarios para ayudar a los caficultores.
“Es imposible crear prosperidad en Centroamérica y el sur de México si no se arregla el problema del café”, afirma el guatemalteco Fernando Morales de la Cruz, creador de una iniciativa para que los consumidores paguen 10 centavos de dólar más por cada taza de la bebida a fin de ayudar a los caficultores.
A través de Café for change, una empresa emergente, busca demostrar que es posible un modelo sostenible para el negocio del café.
Según dijo a Efe, mientras las multinacionales del café ganan miles de millones de dólares al año, los agricultores de Chiapas ( México) y de las zonas montañosas de Guatemala, Honduras y El Salvador reciben cantidades por su café con las que solo pueden malvivir y muchos se ven obligados a buscar un futuro mejor en Estados Unidos.
Esas multinacionales venden la libra al consumidor incluso por encima de los $30 y “al agricultor le pagan menos de un dólar”, subraya.
La caficultura, principal fuente de ingresos de miles de familias en Centroamérica y sur de México, está “devastada” por una mezcla de precios bajos y la plaga de la roya.
A su juicio, el problema solo puede resolverse pagando un precio “aceptable” a los caficultores, y “eso no se puede hacer con un sistema de comercio colonial como el actual”. Para probar sus palabras, señala que el precio del café, que llegó a estar en 160 dólares el quintal, está ahora a 125 dólares.
Café for change, que empezará en noviembre a vender su café a precios justos, propone que los consumidores paguen por cada taza de café $0.10 para ayudar a los productores. Para ello es necesario que las grandes empresas que venden café al detalle, como Starbucks, McDonalds y Nespresso, estén de acuerdo, aunque a ellas no les produciría pérdida económica alguna.
Al día venden 500 millones de tazas de café; de aplicarse esa tasa de $0.10 lograrían $50 millones diarios para ayudar a los caficultores.
