25/04/2024
08:43 AM

Arnold Peralta: Tranquilo, relajado y sin estrés antes del juego

El jugador de la Bicolor vive intensamente el partido que viene contra Panamá. “Soy optimista, los venceremos”.

Tranquilo, relajado y sin estrés. Así está Arnold Fabián Peralta Sosa a 144 horas de la batalla que tendrá con la Selección Nacional contra Panamá en el estadio Rommel Fernández.

Hace más de una década iba como aficionado al estadio Municipal Ceibeño. Desde la gradería soñaba viendo jugar al Vida y al Victoria. “Siempre decía en mi mente: Algún día quiero estar ahí jugando”.

Ahora está en la cancha. Será uno de los protagonistas frente a los panameños en la eliminatoria rumbo al mundial Brasil 2014.

Viste calzoneta blanca Nike, camiseta negra, gorra gris y los aritos de plata que solo se quita para entrenarse o jugar. Mientras toma un capuchino confiesa que no hay presión.

No lo preocupan las voces de los 30 mil panameños que llenarán el estadio el 12 de octubre. Confía en Dios y está comprometido con la afición hondureña.

“Panamá va a querer ganar para clasificarse en su cancha y Honduras quiere hacer historia ahí. Es una selección fuerte y está peleando para pasar a la siguiente fase, pero la nuestra es grande donde sea, donde se pare”.

Para él, la derrota de la Bicolor contra los canaleros en el estadio Olimpico al empezar la eliminatoria es historia. “Ya nos ganó en un partido, pero cada juego es diferente. Tengo optimismo de que vamos a vencerlos”.

Se nota inquieto, pero insiste en que se siente sereno. Lo único que lo incomoda es que anda agripado.

SUS INICIOS

Porta una cadena de oro con un crucifijo. No le falta Dios en la conversación. Es católico e hizo la primera comunión en su niñez. “Dios me ha bendecido con esa oportunidad tan linda de jugar fútbol. Es un deporte lindo y me siento orgulloso de ser profesional”, comenta tras tomar un sorbo de café.

Esa pasión que sentía desde niño lo llevó a probarse en el Victoria. Pero le dijeron que no lo ocupaban, que no tenía la edad. Eso fue a los 16 años, cuando seguía sus estudios de perito mercantil y contador público en el instituto Manuel Bonilla.

Peralta no le dio ventaja a la negativa del equipo jaibo. Mantuvo la calma y volvió a la marca. Con la mirada puesta en su objetivo llegó al Vida. “Mi ilusión viene desde chiquito. Por eso fui a las reservas y fue así que la presidenta (Carla Dip) me miró en un partido de Liga Mayor y me dijo que me quería llevar a Primera División”.

Por las mañanas se entrenaba en la sede del Vida y por las tardes estudiaba. Era su último año en el colegio y su mamá Mirian Celina Sosa le exigía que se graduara. Fue después de entregarle el título a su progenitora que se metió de lleno en el fútbol. “Mi mamá siempre me dice que estudie, que el fútbol es corto”.

Con ese consejo se matriculó en la universidad, pero perdía muchas clases y se retiró. Es una etapa de su vida que tiene pendiente. Así como el juego del martes. “Es un encuentro que se debe jugar con inteligencia y calma”.

Peralta no suelta su celular. Contesta llamadas y recibe mensajes de los 250 contactos agregados a su BlackBerry. La gente pasa y lo saludo de largo. La Ceiba es su hogar. Una vez más suena el teléfono y contesta la llamada. “Estoy en una entrevista con La Prensa, ya llego”.

Camino al estacionamiento del centro comercial donde tiene parqueado su Mazda azul nos dice que tiene que integrarse el lunes a la Bicolor y siente un gran compromiso con la afición catracha.

Nos presenta a su amigo de confianza Killiam Urbina. Platican de todo menos de fútbol. “Ya se rajaron todos”, le dice Killiam. Se preparaban para ir a divertirse, pero no resultó.

Le gusta bailar y asegura que domina la música, así como el balón. Escucha reguetón y bachata. Aprovecha al máximo la playa cuando está en La Ceiba y comparte su tiempo libre con su familia, su novia Vanessa y sus amigos.

Es hora de descansar. Se despide y nos dice que lo veamos mañana. Advierte que se levanta tarde.

DÍA DE DESCANSO

El encuentro contra Panamá no le quita el sueño. A las once de la mañana del sábado nos avisa que está listo. Se acaba de levantar. Se cepilla los dientes, se viste con calzoneta, camiseta y chancletas y enciende la televisión.

Descansa en una silla mecedora y disfruta viendo al Manchester y Tottenham. Ahora su sueño es llegar a un equipo de Europa.

En la pared de la sala hay un póster pegado que dice: “Arnold Peralta: Nos vamos a jugar todo”. El mismo cartel también está en su habitación.

Sonríe y comenta que su mamá lo colocó ahí. Por ella, el resto de su familia y toda la afición hondureña se compromete a dar su mayor esfuerzo. “Queremos sumar tres puntos sabiendo que la derrota nos deja en una posición complicada y nos obliga a vencer a Canadá en el último juego”.

Como no le toca entrenarse, pasa el día relajado. No desayunó. Ya casi es hora del almuerzo. Sale a dar una vuelta a la playa y enseguida dos jóvenes lo reconocen y lo saludan.

“¡Peralta!”, le gritan. Ambos le piden tomarse una fotografía. Recuerda que en su adolescencia la gente que lo miraba jugar le aconsejaba que buscara un equipo. “Me decían que me estaba desperdiciando”.

Cinco años después de su debut, contra el Real España, está satisfecho con lo que ha logrado gracias al fútbol. “Estuve en un mundial juvenil, Juegos Olímpicos y debuté en eliminatorias. Gracias a Dios, mi paso por el fútbol va bien, firme, y espero lograr todos mis sueños”.

SUS CUIDADOS

A las 2:30 de la tarde ya está listo para su primer plato de comida del día. “Por lo general como lo que mi mamá prepara”.

Entre sus platos preferidos están pastas, carne de cerdo, pollo, pescado frito con tajadas y bebidas gaseosas. Ese día se receta una chuleta con tajadas y dos bebidas gaseosas. “¿Tiene frijoles?”, le consulta al mesero, que enseguida se los lleva a la mesa.

Almuerza frente al mar. Su mamá no está en casa y no hay comida hecha. Sobre su dieta dice que trata de no comer mucho, pero confiesa que solo la sigue cuando está en concentración.

Tampoco tiene relaciones sexuales cuatro días antes de un partido. “Toda la gente piensa que los futbolistas son mujeriegos, por un jugador pagan todos”.

Al igual que la experiencia en los Juegos Olímpicos de Londres, que considera inolvidable, espera que su participación en la eliminatoria marque historia. “Honduras no falló en los Olímpicos. La gente estaba en el aeropuerto como loca, eufórica por el papel que hicimos. Eliminar a España fue increíble”.

Pero esta es otra historia y faltan Panamá y Canadá. Peralta hizo realidad su deseo de niño y abandonó la gradería. Ahora los hondureños esperan que cumplan juntos el sueño de otro Mundial.