22/04/2024
12:47 PM

Un expanadero lleva a Honduras al Mundial de Emiratos Árabes

José Valladares vendía pan embolsado en Tegucigalpa mientras se preparaba como el entrenador que ahora comienza a dar sus frutos.

El cerebro que nos dio la tercera clasificación a un mundial Sub-17 se preparó como técnico ganando sus centavos gracias a la venta de pan caliente en Tegucigalpa. Es la historia de superación de José Valladares, el timonel de la Selección Nacional.

Él trabajó con el Melgar, Motagua Reservas, Juticalpa. Dos títulos con el Walter Ferreti de la Primera División de Nicaragua fueron sus méritos para llamarlo a una misión, ahora ya cumplida: Los Emiratos Árabes Unidos es una realidad.

“A mí me contrataron para ir al Mundial, mi contrato hasta allí termina” y si la Fenafuth decidiera darle la Sub-17 a otro entrenador, como sucedió en el caso de Rubén Guifarro que nos clasificó para el Sub-20 de Nigeria y lo despidieron para darle la Selección a Chelato Uclés, “lo veo desde otro punto de vista, yo cumplí y no me acuerdo de ese caso”, declaró Valladares.

No considera un accidente el haber dejado en el camino al todopoderoso Estados Unidos, “es una falta de respeto, hicimos nuestro trabajo y creímos en el grupo”.

Con el logro, Valladares pasa automáticamente a un grupo de élite de entrenadores, aún siendo prácticamente un desconocido hace un par de meses. No tiene historia ni como futbolista, dos ascensos a Liga Nacional visitiendo el uniforme del Atlético Indio es lo más notorio en su currículo. Perteneció a este club cuando estuvo en el máximo circuito, aunque nunca debutó, “no me siento frustrado por eso”, aclaró.

A los 35 años vio que su futuro estaba en la dirección técnica, aprendió de los veteranos entrenadores Carlos Cruz Carranza, Carlos Padilla y Ricardo Taylor. Mientras tanto había que llevar comida a la mesa de su casa y lo hizo siendo vendedor de pan para el conocido empresario Henry Merriam durante 13 años.

Un estilo de fútbol aguerrido, donde el jugador no debe parar de correr y ser siempre agresivo son los fundamentos aprendidos durante su formación junto con una generación de entrenadores de la talla de óscar Cocli Salgado, Nahúm Espinoza, Gilberto Yearwood, Osvaldo el Che Altamirano, Karl Roland y Carlos Orlando Caballero, entre otros.

“La clave del pase al Mundial fue concentrarnos en el primer (Cuba) y tercer partido (Estados Unidos)”, aprendiendo de un error del pasado, lo acontecido con la Sub-20 de Javier Padilla, quien en el segundo duelo perdió a varios jugadores indispuestos para el juego clave de la clasificación al Mundial.

No es por casualidad que se llega a los 50 años, José es ahora un “viejo zorro”, que ya carga a Diego, su primer nieto de apenas tres meses. “Si me quieren poner ahora entre los entrenadores de élite de Honduras, pues allí estaré yo, José Francisco Valladares Moncada, deseoso de triunfar. Tal vez no sea el mejor, otros no tuvieron mi fortuna del presente, algo sí es cierto, gracias a Dios desde 1996 siempre he tenido trabajo. Si se me dan los resultados algo tendré”.

No piensa encasillarse como un entrenador de menores.

Le falta dirigir en la primera de Honduras, estuvo cerca cuando perdió la final del ascenso con el Juticalpa en penales contra el Olanchano allá por 2005-06. Fue campeón dos veces con el Walter Ferreti de Nicaragua de cuatro finales disputadas.

El futuro con la Sub-17 comenzará a planearlo hasta que vuelva a Honduras, de momento anhela llegar como campeón de la Concacaf al Mundial.

“Hay una medalla de oro de por medio”, lo seguro es que con las manos vacías no volverá, el pase era el objetivo y ya está. Así es José Valladares, que le dice “pan, pan y al vino, vino”. Su nombre ya es parte de la historia.