Recorrer 1,600 kilómetros de norte a sur, pero con los tres puntos en la bolsa, no tiene precio. Es la historia del Real Sociedad que venció de visitante 1-0 a Motagua, uno de los candidatos al título, en el papel.
Un resultado impensabe si recordamos que a las 2:30 pm (suena la sirena en la radio) cuando se escucharon las alineaciones se notó claramente que las águilas tenían a su cuadro estelar y para el rival un narrador, que tomaba apuntes, pidió una lectura lenta porque al oído los once guerreros del técnico Jairo Ríos no eran familiares en su gran mayoría.
Pero como el fútbol es de jugar, en el campo la patrulla juvenil de los tocoeños se olvidó del pánico escénico y hasta donde sus posibilidades les permitieron se fueron sintiendo cómodos hasta intentar el contragolpe.
A Motagua se le notó más oficio, nunca el suficiente para bajar de los aires al meta Sandro Cárcamo que se agigantó tapando de todo.
Adán Ramírez se perdió la primera clara para el ciclón. No tuvo la técnica de cabeceo necesaria en un centro cerrado y el volante terminó estrellándose contra un poste.
Después vino Amado Guevara en un tiro libre pegado al horizontal; hasta allí llegó Cárcamo a robarle la celebración.
Sandro nuevamente salió con nota brillante. Carlos Discua se lamentó al ver que el meta le mandó sobre el larguero un disparo frontal. Se llegó el minuto 90, un cambio de juego termina en los botines de Wilson Güity, a quien le salió un rayo que movió las redes y silenció el estadio Fausto Flores Lagos. El equipo del gran viaje festejó el gol como si fuera una final. “Veníamos por menos, pero no salió mejor”, declaró el anotador del partido, que deja tempraneramente sin invicto a Motagua, que entra en reflexión.
