En el corazón del mercado Guamilito, lugar en el que comenzó hace 43 años un proyecto que hoy en día satisface el paladar de miles de sampedranos se encuentra la popular doña Estelina, madre del presidente de Marathón, Orinson Amaya, quien no esconde su simpatía por Real España, rival del verde en el derbi de este sábado.
La progenitora del hombre que ha cambiado la fisonomía del conjunto verdolaga, sumido en una seria crisis económica antes de que arrancara el Torneo Clausura 2015 de la Liga Nacional del fútbol hondureño, afirma sentir cariño por ambos clubes debido a una razón muy puntual: tiene dos hijos con la sangre amarillo y negro y otros dos, incluido Orinson, que vibran con los colores del Monstruo Verde desde que tienen uso de razón.
“Vine en el 72 a este local y Orinson nació en el 73. Gracias a Dios poquito a poquito lo saqué de sexto grado y lo puse en la Misión Evangélica en donde se graduó de Perito Mercantil”, confiesa la orgullosa matriarca de la familia Amaya Madrid.
Doña Estelina, que contesta cada pregunta mientras saluda amablemente a la numerosa clientela que llega a probar sus deliciosos platillos, agrega que “siempre me he inclinado por los dos equipos. Yo era Marathón antes de que naciera Tony (su segundo vástago), pero al verlo aficionado al España le dije que me haría de ese equipo por él”, expone en alusión a la forma en que comenzó su sentimiento por ambas instituciones.
Orinson Amaya y su madre mantendrá un pulso durante el derbi de la ciudad.
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En relación al crecimiento de su ya contrastada popularidad, dona Estelina dice que de vez en cuando “la gente me pregunta cómo me siento por ser la mamá del presidente del Marathón, pero yo les digo que me siento la misma”, comenta con humildad.
Haciendo una retrospectiva de cómo su hijo mayor comenzó a sentir esa afinidad por la gestión deportiva, la mujer que por años ha sido conocido por un nombre que nos dejó al descubierto que “solo es artístico”, cuenta que “él desde pequeño lo traía y decía que cuando fuera grande sería algo en Marathón. Él antes jugaba, pero a los 18 años lo mandé a trabajar a Estados Unidos. Aparte de eso, nunca más me he metido en las decisiones de él”, sentencia.
Con la mira puesta en el choque de colosos sampedranos que engalanará el estadio Morazán esta noche, el bastión de Orinson adelanta que “nunca han tenido problemas por partidos mis hijos. Cuando jugaban yo quería que quedarán empatados para que ninguno se resintiera”, asegura con el lógico sentimiento de madre.
Doña Estelina es fiel seguidora del Real España y Orinson del Marathón.
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Al Morazán doña Estelina dice tener más de una década de no asistir, tampoco lo hará esta vez. Aunque si hay algo que el mismo Orinson aseguró en nuestra presencia:
“Cuando se juegue el clásico en el Yankel la llevaré”.
ORINSON AÑADE DETALLES DE ESTA ENORME PASIÓN FAMILIAR
El máximo jerarca del onceno fundado en el barrio Paz Barahona hace más de 90 años hace una petición a todos los aficionados que asistirán al estadio Morazán hoy: “Hay que disfrutar el juego, que gane el mejor”.
En medio de las confesiones que brindó en la lluviosa tarde sampedrana de ayer y al ritmo que se saboreaba una tentadora sopa hecha por su propia mamá, Amaya nos confesó que “mi papá es Olimpia y mi hermano Real España. Todos tenemos una manera distinta de ver el fútbol, hay tres resultados e independientemente de eso siempre seremos familia”.
Doña Estelina de igual forma apoya a su hijo en su nueva faceta como presidente del Marathón.
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Respecto a la situación de su club, el directivo deja claro que “ningún equipo de la Liga Nacional ha pasado la situación de Marathón, ya que nos quedamos sin el 95 por ciento de los patrocinadores y con deudas. Si no hubiéramos estado con otro grupo de personas el Marathón habría desaparecido, y eso no es posible con una institución de 90 años”.
Ya casi cuando nos marchábamos del tradicional punto de la bella San Pedro Sula, que hoy respirará fútbol con sus dos hijos más queridos, el gestor del nuevo aire que viven los marathones se abrazó con su primer amor con bandera en mano y seguros de que más allá del resultado entre los dos antagónicos más de alguno quedará contento en la familia.