La Ceiba, Honduras.
Isidora García es la madre del futbolista Juan Carlos García. Retornó recientemente de Wigan, Inglaterra, donde estuvo visitando a su vástago, quien se recupera en un centro hospitalario después de que le diagnosticaran leucemia.
La progenitora del exintegrante de Marathón, Olimpia y Selección Nacional estuvo dos meses con García para darle ánimo, y a su regreso lo dejó en manos de su esposa y su hermana Sandra, quienes lo acompañan en su proceso de recuperación.
“Cuando me vine de Inglaterra ya estaba mejor. Después tuvo una recaída; eso me asustó mucho, aunque me llamaron para decirme que estaba mejor. Cuando hablo con él me dice que se siente fuerte y que le pida oraciones a las personas para que se recupere”, explicó doña Isidora.
“Le pedimos al pueblo hondureño que cada vez que oren le pidan a Dios por mi hijo. Al principio de la enfermedad lo miraba triste, pero al pasar el tiempo se iba animando. En el hospital de Wigan lo tratan bien. Cuando estaba con él lo atendían bien, eso me hizo regresar tranquila”, reiteró.
A Juan Carlos García le diagnosticaron leucemia el pasado 16 de febrero después de presentar problemas de salud en los entrenamientos de Wigan. Por ello tuvo que ser hospitalizado de emergencia.
García, de 26 años de edad, se unió al Wigan, de la segunda división inglesa, en 2013 procedente del Olimpia. “En el hospital quedó con su esposa y su hermana Sandra. Creo que para Juan Carlos lo más difícil de su enfermedad es estar tanto tiempo alejado de su familia. Muchas veces me dijo que quiere estar con nosotros.
El problema es que no tenemos visa para viajar a Inglaterra, además los pasajes son muy caros, no tenemos dinero para viajar a verlo”.
“Estuve dos meses con él en Inglaterra. Me atendieron muy bien y él se sintió feliz. Los compañeros de equipo llegaban a visitarlo y le daban ánimo. En el hospital lo alimentan bien, le dan mucha agua, cereales, frutas y vegetales”, recordó doña Isidora.
Sufrimiento
Isidora es madre de ocho hijos. Cuando recibió la noticia de la enfermedad de Juan Carlos sintió un indescriptible dolor en el corazón, pero Dios la ha llenado de fuerza para soportar el sufrimiento de su hijo, quien defendió con coraje la camisa de la selección catracha.
”Cuando me di cuenta de la enfermedad de mi hijo sentí que me atravesaron el corazón, sentí algo muy fuerte que no se lo deseo a ninguna madre. Tuve que sostenerme pidiéndole a Dios que me ayudara a soportar este dolor tan grande”.
“Cuando llegué a Wigan y lo miré en la cama, lloramos mucho juntos porque no estoy acostumbrado a verlo así. Siempre lo observaba en la cancha desde chiquito. Allá estaba deprimido; pero después nos daba valor con su fortaleza. Son momentos difíciles porque como madre uno nunca espera algo como esto”, lamentó.
Al preguntarle qué estaría dispuesta a dar por volver a ver a Juan Carlos con salud y vigor, dijo sin vacilar: “Estaría dispuesta a dar mi vida por la de mi hijo.
Le estoy rogando a Dios que me lo sane. Una madre da la vida por sus hijos, y yo daría la mía por ver bien a Juan”.
“Todo este tiempo lo más difícil es estar pensando en su recuperación. Es difícil dormir con el problema de mi hijo. De mis ocho hijos, ninguno ha sido enfermizo, por eso nos extraña lo de Juan Carlos. Dios tiene un propósito y estoy segura de que se va a recuperar”.
Con sus ojos tristes recordó: “Cuando Juan Carlos era niño le gustaba andar atrás de la pelota. En la escuela no se dejaba de nadie, era peleón. Las profesoras todos los días me llamaban para decirme que estaba peleando, por eso lo castigaba, aunque creo que es normal en los niños que peleen con sus compañeros”.
Partido Benéfico.
A pesar de las adversidades, doña Isidora sacó fuerzas para agradecer a los compañeros de Juan Carlos en Wigan, quienes organizaron un partido amistoso para hoy. El total de las recaudaciones serán para el tratamiento del orgullo de Tela.
“Estoy agradecida con los compañeros de Juan Carlos en Inglaterra porque van a jugar un partido para recaudar dinero que servirá para su tratamiento. Quedaría satisfecha porque su recuperación es lenta; se necesita mucha paciencia”.
“Sus compañeros son buenas personas, llegaron al hospital a verlo y me saludaron con mucho respeto. Siempre les voy a agradecer todo lo que hacen por mi muchacho, es una buena persona y no merece estar hospitalizado; pero confiamos en Dios que se va a recuperar”.
