Kansas, Estados Unidos.
Jorge Luis Pinto parecía león enjaulado. Iba de un lado a otro. Le reclamaba a sus jugadores una y otra vez. Se rascaba la cabeza y gritaba al cielo: '¡Dios mío!', cada vez que uno de sus pupilos erraba un pase o no hacía lo que él pedía.
Hablaba con los suplentes y con Amado Guevara constantemente. Se quejaba de todo y mucho más cuando vio a Eddie Hernández fallar frente al guardameta haitiano. Esta imagen de Jorge Luis Pinto es muy distinto a la que vimos hace un año en Brasil.
Se vio impotente. Desilusionado y muy desencajado. Su trabajo, esta vez, no rindió los frutos esperados y eso lo ha llenado de tristeza, vergüenza y mucha rabia. Según algunos futbolistas, se desenfrenó en el camerino y explotó en contra de ellos porque las cosas no le salieron como habían planeado.
Esta es la versión del Pinto derrotado. El que se sienta del banco al final del partido solo a esperar que se termine su pesadilla. El colombiano necesitará unos días de meditación para buscarle explicación a esto que ha sucedido con Honduras en la Copa Oro.
UN POEMA EN LA CONFERENCIA DE PRENSA
Jorge Luis Pinto llegó a la sala de prensa casi obligado. Él mismo reconoció que no quería presentarse y que lo hizo por compromiso.
Su rostro era todo un poema. Se miraba apenado. Casi ni quería darle la cara a las cámaras por tanta pena que sentía. Lo que quería era escuchar las preguntas, dar sus argumentos e irse del estadio.
No se sentía nada bien y es por eso que aceleró en sus respuestas. Pinto vivió su primera mala experiencia con Honduras y seguramente buscará la manera de revertir la situación de nuestro fútbol a cuatro meses para que inicie la eliminatoria mundialista hacia Rusia 2018.
El hombre que vimos vibrar y alardear por todo lo que hizo en el Mundial, no estuvo en la Copa, este fue otro,el triste, el decepcionado, el que se siente en deuda con Honduras. Este fue el Pinto que por primera vez en mucho tiempo choca contra un muro y eso le ha dolido muchísimo.
Al salir del estadio. Apenas dijo adiós, iba meditabundo y con una tristeza en su cara más grande que todo el territorio estadounidense.
