En las últimas horas el baloncesto hondureño se ha llenado de luto, por la pérdida física de una sus leyendas. El exdeportista Jorge Pomare murió la noche del lunes.
Sin lugar a duda, un golpe durísimo para los amantes de este deporte y en especial, para su familia. El exjugador fue un inmigrante nacido en Panamá hizo de Honduras su tierra, allí se llenó de gloria y éxito, deportivamente hablando.
Después de haberse convertido en uno de los mejores jugadores que han pisado una duela en nuestro país, se dedicó a formar cientos de atletas y hombres de bien.
Nacido en Panamá un 15 de noviembre de 1971, se enamoró desde niño de la pelota naranja con gajos, rápidamente esa pasión lo llevó a convertirse en uno de los mejores en su tierra natal, donde integró selecciones nacionales en cada una de sus categorías.
En 1990, se empezó a escribir su historia en Honduras, al liderar a su selección al título centroamericano juvenil, los dirigentes hondureños fascinados con su juego vistoso procedieron a firmarlo para ser la estrella de Olimpia en baloncesto.
Fue un adelantado a su tiempo, que gustaba del espectáculo, de liderar el contragolpe, tener la pelota y asistir a sus compañeros, los aficionados que asistían al Rubén Callejas Valentine y al Nacional de Ingenieros Coliseum disfrutaron de su magia.
Profesionalmente lució las camisas de: Icevic, Dimerc Mas X Menos. Como entrenador destacó como timonel de: La Selección Nacional de Honduras, BAC, Institutito San Jose del Carmen, La Escuela Americana, Instituto Modelo, La Estancia, La ANAPO, entre otros equipos, a los que hizo campeones.
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La calidez de su sonrisa, esa amabilidad y sencillez que le caracterizaba, vivirán para siempre en la mente y corazón de los que le conocieron y la pelota que tanto le enamoró, quedara en las manos de su hijo Amet Pomare, quien es considerado uno de los mejores jugadores de baloncesto del país.