El Flamengo se dio este domingo un baño de masas y, con un multitudinario recibimiento de su hinchada, el equipo más popular de Brasil comenzó los festejos en casa después del título de la Copa Libertadores conseguido tras vencer 2-1 a River Plate.
La plazoleta de la Iglesia de La Candelaria y el Mercado Popular de Uruguaiana ya estaban atiborrados de hinchas, incluso desde la noche del sábado, y la Central do Brasil, la emblemática estación de trenes y autobuses del centro de Río de Janeiro, no paraba de recibir hinchas flamenguistas de todos los rincones de la ciudad.
Pasaron 38 años para que el Flamengo, que fue campeón de las Copas Libertadores e Intercontinental de 1981, con la gloriosa generación de Zico, Júnior y compañía, volviera a saborear las mieles del triunfo con un título internacional de envergadura.
Las nuevas generaciones nunca vieron al 'Fla' coronarse campeón internacional e incluso desde 2009 no disfrutan de un título de liga, campeonato que también está a un hilo de conseguir.
LOS FESTEJOS EN LAS CALLES
El 'Fla' aterrizó en un vuelo chárter a las 10.50 hora local (13.50 GMT) en el aeropuerto internacional Galeao y sin contacto con los demás pasajeros y visitantes de la terminal aérea, que ya habían sido orientados a que el equipo no saldría por las puertas de desembarque, la delegación subió directamente en su autobús.El primer clima de festejo en el recibimiento fue por parte de los funcionarios del aeropuerto, que se aglomeraron en la pista para esperar la salida de la delegación, que fue encabezada por el artillero Gabriel Barbosa 'Gabigol', autor de los dos goles de la victoria por remontada y quien portaba una bandera del club.
Escoltado por treinta motocicletas de la guardia protocolaria y quince patrullas de la Policía, el autobús con el cuerpo técnico y los jugadores se desplazó desde el aeropuerto hasta el centro de Río de Janeiro arrancando gritos y vivas de sus seguidores en todo el trayecto.
Los fuegos de artificio, la algarabía y la percusión de los sambistas anticiparon las fiestas de Año Nuevo y del Carnaval, que simbolizan el espíritu 'fiestero' de la segunda mayor ciudad del país.