Nueva York, Estados Unidos.
Eddie Gómez era un infante cuando tomado de la mano de su padre Edilberto Gómez caminó frente a un gimnasio de boxeo, ese fue su primer contacto con el deporte que cautivó sus ojos, en aquel momento entendió que su destino era pelear en un cuadrilátero, por lo que pidió a su progenitor que le inscribiera en aquella escuela.
Para don Beto, el pedido de su pequeño representaba la continuación de su propio sueño, puesto que él era una estrella de ese deporte y alzaba sus brazos en señal de victoria en el ring.
A partir de aquel momento dejó los carros de juguete y se puso los guantes, su madre desaprobaba la pasión de su hijo, mientras que su padre se sentía realizado al verlo aprendiendo los fundamentos básicos del boxeo. Su calidad era natural, tal vez era el ADN de don Edilberto que lo hacía crecer a pasos agigantados.
Su debut boxístico fue estremecedor, sí, esa era la reacción que causaba en los rivales, quienes sentían sus puños en cada pelea que enfrentó como junior, mientras su padre orgullosamente ondeaba la bandera hondureña de manera incansable en su esquina, vivía orgulloso de las raíces de su hijo.
Juntos se convirtieron en una fuerza incontenible que llevó a Eddie Gómez a ser considerado uno de los talentos top de Estados Unidos, el poderoso pugilista hondureño se convirtió en dos veces campeón de los Campeonatos Olímpicos en la categoría júnior, logros que lo catapultaron al profesionalismo, donde Óscar de la Hoya y su multimillonaria empresa Golden Boy Promotions firmaron al Niño de Honduras, sin duda uno de los momentos más plenos en la vida de su orgulloso padre.
TRISTE NOTICIA
A nivel profesional y a través de las 24 peleas disputadas por Eddie Gómez (21 ganadas 3 perdidas), su padre se convirtió en pieza fundamental de su éxito, lo abrazó en la derrota y le convenció de que con trabajo y humildad se podría levantar cada vez que le tocara estar en la lona, sus palabras paternales y aliento fueron fundamentales cuando Eddie tocó fondo y en su cabeza circulaba la idea del retiro.
Ante la duda alrededor de su futuro boxístico, la jovialidad y la dulce sonrisa de su progenitor, sumado con aquel fuerte abrazo le daban la seguridad que todo estaría bien.
El sábado 13 de octubre, Eddie Gómez en la víspera de la pelea contra el japonés Shoki Sakai recibió la noticia de que su padre había fallecido tras un ataque al corazón. Don Beto -fiel a su costumbre- se resistió a morir y luchó hasta que las fuerzas lo abandonaron.
Unos minutos después del desaparecimiento físico de su padre, Eddie partió rumbo a California para pelear, lo hacía con lágrimas, con el corazón roto, pero con pleno convencimiento de que eso es lo que su padre hubiese querido.
Hoy a las 6:00 pm, en la categoría welter en el Fantasy Springs Reasort Casino de Indio California, el Niño de Honduras se pondrá los guantes de nuevo en una cartelera que será televisada por ESPN 2 y ESPN Deportes, solo que esta vez don Edilberto Gómez no estará presente físicamente por primera vez, sin embargo, antes de morir se encargó de preparar a su hijo para este combate, en el cual con seguridad su espíritu estará presente y se convertirá en el empuje que conducirá al hondureño a otra victoria, un triunfo que desde el cielo será disfrutada por su principal fan y amigo.
“Estoy de pie, sosteniéndome como una roca, me preparé para esta pelea y mi padre sabe que trabajamos duramente durante 2 meses y él fue parte de todo eso, solo habrá un desenlace en esta pelea y ese será mis manos siendo levantadas como el ganador, con el espíritu de mi padre junto a mí, estoy seguro que él estará a mi lado, él estaba muy feliz y emocionado por esta pelea”, explicó Eddie desde el campamento de la pelea en California.
