Barcelona, España.
El pasado 31 de agosto, el Barcelona cerró en secreto un contrato con Philippe Coutinho pese a las constantes negativas de su club, el Liverpool, a que se concretara el fichaje.
Según se desprende de los documentos de Football Leaks, publicados por el semanario alemán 'Der Spiegel', el club azulgrana accedió a pagar al jugador 115 millones de euros por cinco años.
En un documento de 20 páginas se observa que, si se hubiera cerrado la operación, el Barcelona hubiera abonado también 10 millones de euros al agente de Coutinho, Giuliano Bertolucci, si el fichaje hubiera superado los 100 millones de euros. En la estructura interna de la entidad, ese acuerdo situaba al brasileño en una escala salarial entre Luis Suárez y Gerard Piqué, Sergio Busquets y Andrés Iniesta.
Ese contrato se acordó justo antes del cierre del mercado de fichajes, posiblemente como medida de presión hacia el Liverpool, pues el club nunca quiso negociar. Las conversaciones que publica 'Der Spiegel' demuestran que la realidad del 'culebrón' dista mucho de la versión del Barcelona, que durante semanas aseguró que las conversaciones entre ambas entidades eran continuas. Desde el principio del verano, el Liverpool se negó a vender a su estrella.
Ya el 20 de julio, el club de la Premier League rechazó una oferta del Barcelona y su director deportivo, Michael Edwards, quiso acabar con las negociaciones en un mensaje a Òscar Grau, director general del Barcelona: 'Philippe no está a la venta, a ningún precio, y como saben ha ampliado su contrato con nosotros recientemente'.
Unas semanas más tarde, a principios de agosto, Grau envió una 'oferta mejorada significativamente' al Liverpool: 90 millones fijos y 40 millones en variables. Y la respuesta de Edwards fue la misma. 'Me gustaría pedirle amablemente que se abstengan de contactar con Philippe tanto en privado como en público', avisó a Grau, 'ninguna suma nos llevará a cambiar de postura'.
Como muestran los documentos de Football Leaks, el Barcelona no hizo caso y acordó con Coutinho un contrato que, al final, quedó en papel mojado.
Los documentos confirman la versión del Liverpool, que desmintió rotundamente las palabras de Albert Soler, director de Relaciones Institucionales Deportivas del Barcelona, quien dijo que el equipo inglés pidió 200 millones de euros por el futbolista el último día de mercado.
