22/04/2024
07:29 AM

Luis Guillermo Solís, el profesor que cambió las aulas por la presidencia

Luis Guillermo Solís, quien ha dedicado 30 años de su vida a la docencia, dejó las aulas y en pocos meses pasó de ser un desconocido a asumir hoy el compromiso más grande de su carrera: ser el presidente de Costa Rica para el periodo 2014-2018.

El ahora mandatario, de 56 años, era un desconocido para la población costarricense, de hecho en sus primeros anuncios de la campaña política a finales del 2013 así lo decía: 'Hola soy Luis Guillermo Solís y quiero que me conozca'.

Presentó a su familia de clase media, su trabajo y le dijo la población que solamente tenía un automóvil, un reloj y cuatro trajes, los que consideraba suficientes.

Solís se convirtió en la sorpresa al ser el más votado en la primera vuelta electoral del pasado 2 de febrero (30,64 %) de los votos, pues las encuestas tan solo le concedían entre un 5 % y un 12 % de apoyo.

Tuvo que competir en una segunda ronda con tintes inéditos debido a que su rival, del gobernante Partido Liberación Nacional (PLN), Johnny Araya, desistió de hacer campaña y le obligó a ver en el abstencionismo su principal enemigo.

Poco a poco Solís se ganó el cariño de la gente y de los más de 1,3 millones de personas (78 % de votos emitidos) que le dieron su apoyo en la segunda ronda electoral del 6 de abril para que gobernara a Costa Rica, el país con la democracia más estable y longeva de América Latina.

Solís vive en San José con su mujer, la española Mercedes Peñas, con quien tiene una hija, Inés. Además, tiene otros cinco hijos: Mónica, Cristina, Beatriz, Diego e Ignacio.

El centro-izquierdista convenció a la gente con la promesa de querer realizar un cambio en la forma de gobernar, que incluye una completa transparencia, un combate directo a la corrupción, una mayor participación de la gente y un fuerte apoyo a sectores que considera 'olvidados', como el agrícola.

Enfrenta los retos de reducir el déficit fiscal, que en 2013 alcanzó el 5,4 % del producto interno bruto (PIB), para lo que abogará por una lucha contra la evasión en los primeros dos años de Gobierno y luego impulsará una reforma tributaria.

Además, tendrá que disminuir la pobreza que afecta a un 21 % de los hogares desde hace casi dos décadas mediante una puesta en orden de los programas de asistencia social.

Solís ha dicho que buscará el fortalecimiento de instituciones públicas relacionadas a la infraestructura, la salud y la educación, así como estrategias para aprovechar los tratados comerciales que tiene vigentes el país y no firmar nuevos.

Otro de sus grandes desafíos será encontrar acuerdos en el Congreso más fraccionado en la historia reciente de Costa Rica, en el que están representados nueve partidos políticos, ninguno con una mayoría importante.

La bancada de su partido Acción Ciudadana (PAC) es de apenas 13 de los 57 diputados que integran el Congreso, por lo que deberá establecer alianzas y negociaciones para lograr cumplir buena parte de sus promesas de campaña.

Solís ha sido por años profesor de historia y ciencias políticas en la estatal Universidad de Costa Rica, lo que le ha servido para expresarse con comprensión, elocuencia y claridad.

El desde hoy presidente fue poco conocido en el ámbito político, aunque contaba con experiencia como jefe de gabinete de la Cancillería en el primer Gobierno de Óscar Arias (1986-1990) y como embajador para Asuntos Centroamericanos y director de política exterior del Gobierno de Jose María Figueres Olsen (1994-1998), ambos del Partido Liberación Nacional.

Renunció al PLN el 16 de enero del 2005 después de denunciar graves irregularidades en las elecciones internas de ese partido.

En 2009 se unió al centro-izquierdista Partido Acción Ciudadana (PAC) y tres años después presentó su candidatura presidencial.

Nunca bajó los brazos a pesar de que las encuestas no le daban más allá del cuarto o tercer lugar, y con una campaña austera se dedicó a pedirle al pueblo 'su voto' con el lema '¡Con Costa Rica no se juega!', una promesa que espera mantener durante sus cuatro años de gestión. EFE