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Mazda CX-3 Luxury : rebelde y distinguido

  • 07 abril 2016 /

La apuesta de la automovilística japonesa cumple con un gran número de requisitos

En un mercado en franca expansión como el de los SUV o crossover de pequeño tamaño, hacerse notar es cada vez más complicado frente a la cada vez más nutrida competencia, de modo que las opciones para conseguirlo son varias y entre ellas prevalece la distinción del diseño y el acierto de formas ante un comprador europeo que exige mucho en este terreno.

Esta la opción elegida por Mazda para situar a su pequeñ o CX-3, el hermano menor del CX-5, en este complicado mercado que exige, para tener éxito o sólo sobrevivir, la presentación de unas buenas credenciales.

La apuesta de la automovilística japonesa cumple con un gran número de requisitos para ser una buena elección, con cierto aire rebelde, gracias a un diseño y estilo muy distintivo, una buena sensación de conducción, una gran facilidad de uso y una avanzada tecnología.

El SUV más pequeño de Mazda, que comparte plataforma con el Mazda 2, es el quinto Mazda de la nueva generación basado en el diseño denominado Kodo e incorpora la tecnología Skyactiv, cuyos principios se trasladan a los motores, las transmisiones, la carrocería y el chasis.

El CX-3 es un coche confortable, en el que los asientos delanteros son amplios, cómodos, y el puesto de conducción es ergonómico. Sin embargo, los traseros son algo angostos, ya que con un conductor que mida 1,75 metros, el espacio que queda para las piernas es de 65,5 centímetros.

En cuanto al maletero, también se queda escaso. Con 350 litros en un formato poco funcional y una boca de carga muy elevada, el carácter familiar que se le otorga a este tipo de vehículos pierde fuerza -en este aspectos incluimos los citados asientos traseros-.

A pesar de no ser un SUV alto (1,535 m), al volante se percibe la sensación de ir en un coche con un puesto de conducción más elevado de lo que es en realidad.

Así, la línea visual del conductor está situado a 1.250 milímetros de altura, de manera que es óptima y permite disfrutar de una visión clara de lo que ocurre alrededor del coche.

Además, el campo de visión entre las ventanillas delanteras y los retrovisores laterales se ha ampliado, ya que los últimos están montados en las puerta delanteras.

Por otro lado, para favorecer el confort en la conducción, se han desplazado hacia adelante las ruedas delanteras para optimizar la forma de los pedales y la distancia entre ellos.

Respecto a los mandos de control, la palanca de cambios está ubicada en una posición, en el túnel central, que permite maniobras fáciles de cambio, con recorridos cortos entre el volante y el pomo de la palanca.

Además, el mando giratorio HMI Commander dispone de un apoyo para la palma de la mano que ayuda a manejarlo con mayor estabilidad.

En el interior, la presentación general es buena, con una percepción de calidad que no es fácil encontrar en el segmento. El aspecto de los materiales en el salpicadero y en los revestimientos son de buena calidad.

Foto: La Prensa

Una faceta destacable en el CX-3 es la ergonomía. Puede considerarse un coche muy intuitivo, ya que el conductor encuentra fácilmente los mandos que quiere utilizar.

En el terreno del infoentretenimiento, cuenta con el sistema de conectividad MZD Connect que ofrece diferente servicios a través de Bluetooth como el manejo del teléfono en modo manos libres, la recepción de mensajes de texto o radio a través de internet por medio de la plataforma Aha de Harman.

En este sentido, desde Mazda se asegura que el diseño del habitáculo se basa en el concepto heads-up cockpit, que consiste en ayudar al conductor a procesar una gran cantidad de información mientras mantiene una postura correcta de manera que no pierda seguridad durante la conducción.

Los propulsores que monta el CX-3 son el 1,5 litros diesel y el 2 litros gasolina. Los diesel tienen una potencia de 105 CV y equipan tracción delantera o tracción total. Los gasolina, por su parte, ofrecen 120 y 150 CV con tracción delantera o total.

Mazda presenta transmisiones manuales y automáticas de seis velocidades en todas las versiones.

En el protagonista de esta prueba dinámica, la mecánica es la diesel básica, una opción que empieza a perder interés, primero por tratarse de un automóvil de pequeño tamaño y peso muy contenido, con lo que el consumo no es, en principio, un valor negativo, y, segundo, porque este tipo de motores entra en una fase de 'persecución' por su mayo potencial contaminante frente a la gasolina.

Una tercera razón que le hacer perder puntos frente a la gasolina es su menor refinamiento de funcionamiento. Es más áspero y mucho más ruidoso, a pesar de un buen trabajo realizado en aislamiento acústico.

No obstante, con este 1.5 Diesel de 105 CV la conducción es, en general, agradable, a la que contribuye una caja de cambios con recorridos cortos y precisos.

El motor empuja y recupera y permite llegar a las velocidades de servicio muy rápidamente, aunque su punto negativo, si se quiere rapidez es una buena dosis de ruido, de tonos metálicos.

Principalmente pensado para un uso urbano, un medio en el que desenvuelve muy bien, en carretera abierta es ágil, especialmente en las curvas.

El bastidor se inscribe en los giros muy rápidamente y se mantiene en la trayectoria de forma sólida, a pesar de recibir a bordo los efectos de su suspensión que nos parece algo blanda que pasa factura en los momentos de mayor tensión transversal, con inclinaciones de carrocería molestas para los pasajeros, especialmente los de la zona posterior, aunque no son excesivas

El comportamiento general del CX-3 es muy próximo al que se puede encontrar en un turismo de arquitectura compacta, aunque con mayor altura sobre el asfalto. No es muy elevada pero suficiente para tener al volante esas buenas sensaciones que tanto gustan a los conductores cuando acceden a los SUV.

En líneas generales, este crossover es muy versátil, con un buen comportamiento en asfalto y correcto fuera de él, siempre y cuando hablemos de pistas no muy quebradas, y con un diseño interior y exterior que jugará a su favor en el momento de la elección de compra, aunque el precio será un elemento decisivo, puede que definitorio por algo elevado.