Soltera, mas no quedada, ¡no se confundan!

No es un estatus social, es un estilo de vida adoptada por muchas

  • 03 abr 2017

A Isabel Maldonado, de 46 años, no le preocupa encontrar pareja, prefiere viajar por el mundo, hacer deporte y acaba de emprender su propio negocio. Es soltera por convicción.

Ella está muy lejos de los estereotipos negativos que definían a las solteras como quedadas. El concepto que mejor la describe es el de neosoltera. El término fue usado por primera vez en 1999 por la española Carmen Alborch, quien en su libro ‘Solas: gozos y sombras de una manera de vivir’ habla de que estar sin pareja no es lo mismo que estar sola o ser una persona solitaria.

María Antonieta Barragán, académica y autora del libro ‘Soltería: elección o circunstancia’, califica a los neosolteros como una cara del celibato moderno.

“Es la nueva soltería, pero oxigenada, reivindicada, sin tantos prejuicios, clichés y, sobre todo, aceptada. Es sinónimo de autonomía, independencia y libertad”, asegura.

Los neosolteros tienen algunos rasgos en común: autosuficiencia económica, son urbanos y con un alto nivel de educación, además de que llevan a la práctica su individualismo emocional, intelectual y sexual. “Le dan prioridad a su desarrollo profesional y a su vida laboral. Viven sin culpa su condición de soltería, incluso la exhiben y la presumen.

No descartan el compromiso conyugal ni el vínculo amoroso, pero no es necesariamente su prioridad ni lo que les da seguridad para andar por la vida”.

Este estilo de vida no es exclusivo de solteros adultos: también de jóvenes, así como de divorciados y viudos, mujeres y hombres.

“No es una afrenta contra el compromiso conyugal ni contra la pareja, es la máxima expresión de libertad individual, de tener más control de tu vida, algo que, en el caso de las mujeres, había estado vetado y las hacía rehenes porque su destino estaba estructurado de manera esquemática a ser madres y esposas”, establece.