Redacción. ¿Cuántas veces nos descuidamos un poquito en la cocina y metemos la pata? El arroz se quemó, sonó el teléfono y en la mermelada se hacen grumos, en fin. Lo bueno es que para casi todo hay solución.
¡Quedó picante, picante!
Si te pasaste de chile en una salsa, lo más fácil es añadir tomate y cebolla para rebajar lo picante. Y si lo que quedó chiloso fue un guisado, entonces agrega leche entera o crema espesa.
¿Por qué es tan difícil el arroz?
Si se te empezó a cocer de más el arroz y se ahumó, combínalo con rajas de chile dulce, disfrazará el sabor. Si solo se pegó a la cazuela porque se acabó el agua, ponle agua fría, y al sacarlo no raspes el recipiente.
Sin grasa siempre es mejor
Hay veces que los estofados quedan deliciosos, pero tienen mucha grasa y no se ve muy apetitoso, sin dejar de lado que no es muy saludable. Deja enfriar, la grasa subirá y podrás retirarla con servilleta o cuchara.
¿Te pasaste con la Chantillí?
Si estás preparando este tipo de crema y te quedó tan suave que no puedes manejarla, refrigérala y vuelve a batir. Eso es suficiente para que se monte a la perfección.
Salsa líquida como el agua
Si la salsa te quedó líquida y ligera, no te preocupes, deja que se reduzca al fuego un poco para que espese, o añade un aglutinante. Si te quedaron grumos, entonces métela a la licuadora y listo.
¿Condimentaste mucho?
Cuando esto pasa hay que balancear los sabores. Una solución puede ser jugar con los azúcares y los ácidos. Dependiendo del plato, puedes agregar una cucharadita de azúcar morena o de miel. Si quieres modificar la acidez, agrega unas gotitas de jugo de limón, vinagre o vino.
Desmoldar un bizcocho
Para evitar que se te estropee cuando lo saques del horno, despégalo bien del molde mientras está caliente y, después, espera a que esté frío para desmoldarlo y pasarlo a una fuente o plato.
