Los gritos de 'auxilio' de tu hijo adolescente

Detectar a tiempo conductas suicidas en menores es posible con la participación conjunta de padres y expertos

  • 12 jun 2020

Tras atender a varios niños y adolescentes que han hecho alguna amenaza a sus padres o en la escuela, Guillermo Rocha, psicoterapeuta especialista en prevención de suicidios, calcula que solo 1 de cada 10 tenía intención de hacer daño a los demás, el resto quería atentar contra su vida.

Todos vivieron alguna situación de violencia, como bullying y/o maltrato.

“La mayoría de estas acciones están relacionadas con el suicidio. El suicidio es un acto de agresión, porque hay una autoagresión, pero también todo suicidio lastima a la gente que está alrededor”.

Para Rocha, las amenazas deben tomarse en serio, pues estos menores están encontrando un canal para expresar sus tristezas, enojos o sufrimientos, y pedir ayuda.

Si se determina que el niño está en peligro y el niño se niega a hablar, contesta a la defensiva o continúa expresando pensamientos y planes peligrosos, hay que buscar una evaluación inmediata por un profesional de la salud mental con experiencia (en evaluación de menores)”.

La psicóloga Mireya Hernández es del criterio que “ hay muchos factores, el famoso bullying (burlas), la adicción a los videojuegos, la desintegración familiar y la violencia doméstica” son algunos de los factores que originan un ambiente de suicidio.

Además, enfatiza en que “los cambios en la actualidad es la comunicación; ya los padres no se ocupan de sus hijos por trabajar y les compran cosas materiales”.

La experta opina en que si el menor se desarrolla en un núcleo familiar fuerte, las posibilidades de que se vea orillado a tomar una decisión de estas se reducen.

Un niño con un historial de conducta violenta está más en riesgo de concretar sus amenazas.


Palabras de alerta
Hay que estar atentos a comentarios como: “ya todo esto se va a acabar” o “no hay nada más que hacer”, al igual que a expresiones fatalistas o cambios de ánimo en los que se pasa de la tranquilidad a la tristeza o agresividad, o al revés. “Cuando alguien toma una decisión para lastimar o lastimarse disminuye su angustia, y esa es una señal de que algo va a pasar”, destaca Guillermo Rocha, psicoterapeuta.