Algunos aman tanto esta planta que la tienen sembrada en jardineras. Algunos logran mantenerla con éxito; otros no.
El color rojo por el que destaca no son sus flores (estas son unas pequeñas inflorescencias de color amarillo), sino que son sus brácteas, hojas especializadas para proteger las hojas, las que se tornan de este llamativo color rojizo.
Puede llegar a convertirse en un arbusto de hasta 5 metros. Es una planta caduca, propia de climas cálidos, aunque puede ubicarse en interior en climas fríos.
Si vives en una zona de clima frío es mejor optar por tener la planta en interior, en un lugar con bastante luminosidad, ya que si le falta luz las hojas se empezarán a caer.
Hay que mantener el sustrato húmedo, evitando que se seque del todo, pero sin encharcarlo.
Además, al regar no es conveniente mojar las flores ni las hojas, por lo que el método de riego más adecuado es el de inmersión, que consiste en poner la planta en un cuenco o plato con agua que no esté muy fría, dejándolas unos 15 minutos, antes de retirarla y dejar que escurra el agua sobrante.