La primera meta se logra a través de seis acciones básicas: platicar diciendo que el sentir de los pequeños es natural, animar a crear vínculos, transmitir calma y esperanza, explicar los cambios vividos, ayudar sin alarmar, y proteger a los educandos del alto volumen de noticias catastróficas que circulan.
'Hay que animar a nuestros niños, nuestras niñas y adolescentes a que aprendan a establecer vínculos de una manera distinta', señaló la experta en desarrollo neuropsicológico y aprendizaje durante la charla 'Apoyo psicoemocional ante el regreso a clases'.
'El hecho que no nos abracemos en el espacio escolar (no significa) que hemos dejado de apreciarnos o hemos dejado de alimentar esa amistad que teníamos. Hay otras formas que podemos vincularnos y hay que desarrollarlas'.
La segunda meta, continuó, va más enfocada en el caso de los adolescentes.'A un adolescente no lo podemos orientar, tenemos que acompañarlo. ¿Cómo acompañarlo para que empiece a redibujar o a dibujar o a construir este proyecto de vida ante este futuro incierto?
'Es llevarlos precisamente a que empiecen a imaginar estos escenarios futuros. Todo va a mejorar, todo va a estar bien. Tenemos que empezar a trabajar para cumplir estas metas que nos proponemos'.
Agregó que es necesario promover espacios de expresión, pensamiento y emociones.
'Lo peor que podemos hacer con un adolescente es cuando nos está contando y está redibujando este proyecto de vida (y) nosotros le digamos que no es así'. puntualizó.
Sus propuestas
-Fomentar la creación de lazos afectivos.
-Permitir que las y los estudiantes expresen su sentir.
-Desarrollar la empatía en los alumnos, enseñándoles a ponerse en el lugar de otros.
-Mejorar sus autoestimas, diciéndoles que son valiosos y capaces.
-Compartir actividades de juego.
