¿Por qué rompemos con los amigos?

La amistad implica responsabilidad, si una parte no procura el vínculo con el otro es muy probable que se pierda.

  • 21 may 2015

Redacción. Mi amiga Lorena Badillo, psicóloga constructivista, dice que uno muere un poquito cuando se pierde a un amigo. 'Cada relación es única e insustituible', dijo, con afán de darme consuelo por una amarga experiencia.
Por eso, cuando pierdes a un amigo, aun conservando otros, te queda un hueco, pues esa parte de ti, que había sido exclusiva para él, ya no tiene con quién reverberar. Hay una forma de ser de ti misma que ya no tiene con quién ser.
Y recordó a Saramago: 'Cuando se establece una relación entre dos personas, surge una tercera, que es la relación misma'.
Llegamos al tema de la responsabilidad que implica ser amigo, pues la amistad exige un cuidado permanente y equitativo por ambas partes para que siga viva esa tercera persona. Basta con que una de las partes no se ocupe de la relación para que la amistad se fracture, platicábamos y, para que eso no suceda, se necesita contacto, no hay de otra… ese halo maravilloso que se da en presencia de un amigo, con quien se crea todo un código de comunicación único y absoluto a través de un intercambio de miradas, por ejemplo, jamás se da en la distancia.
Por desgracia, la tecnología ha tomado un papel predominante en ello. Se obtienen 'amistades' por chat, pero, como no se crea un vínculo completo, es muy fácil que se diluyan. Con sólo apretar un botón, el amigo desaparece y pasamos a lo siguiente.
Un corto mensaje de dos líneas por celular, corre peligro de pesar más que una 'entrañable' relación de años y matarla si está mal dirigido o si está mal interpretado. Falta el calor humano, los ojos, los brazos y todo el ser para comunicar de forma completa, clara y directa una inquietud.
'La responsabilidad es atesorar esa tercera persona; lo malo es ver la indiferencia que hay en mucha gente. Y para qué estar vivo si se es indiferente. La indiferencia es estar medio muerto, es pasar por la vida en gris, es no sentir asombro, indignación', me dijo Lorena.

Foto: La Prensa

Cuando se pierde la continuidad, se pierden los vínculos.
Afecto, intimidad, continuidad y confianza
Son cuatro elementos complementarios que sustentan una relación, me explicó después mi amigo Raúl Aranda, psicólogo gestalt.
'Para que la amistad florezca se necesita el afecto, que se traduce como la alegría y el gozo de estar contigo. La intimidad es la convivencia. Es la experiencia compartida. Se crea una historia en común con la otra persona. La continuidad tiene que ver con la frecuencia con que se da la intimidad. Tú y yo podemos tener mucha intimidad, pero si nunca nos vemos, se pierde la amistad. Si yo tengo mucha continuidad contigo, más no intimidad, también se pierde la amistad. Cuando se pierde la intimidad, surge la distancia. Cuando se pierde la continuidad, se pierden los vínculos… las personas cambiamos… Cuando se pierde el afecto, viene el desamor.
'Confianza es la seguridad que tengo de lo que puedo esperar en la relación contigo. Cuando la confianza se pervierte, se pierde la amistad, pues surge la traición. Lo que me permite seguir con una relación, a pesar de la traición, es el perdón. El perdón es la medida de mi rango de aceptación. Si tú me traicionas y yo te perdono, lo que hice fue ampliar mi rango de aceptación. Si no, se rompe la relación'.

Aceptación, comunicación, reciprocidad
¿Qué implica la aceptación?, le pregunté a Raúl. 'La aceptación es el parámetro de lo que puedo o no permitir de ti. Es un aspecto de la confianza. Me puede agradar o no algo de ti, pero eso no quiere decir que no te acepte tal como eres y que por eso deje de ser tu amigo… por eso es tan importante la comunicación entre los amigos. Expresarle tu afecto, pero también tus inquietudes.
'La comunicación es un intercambio de información que me permite generar balance en la relación. Es un intercambio que, como su nombre lo indica, pretende hacernos comunes, hacernos uno mismo. Comunicación comparte la misma raíz que comunión y eso da intimidad, da continuidad, genera afecto y, cuando es congruente, fortalece la confianza. Hay unión'.