Ponle un alto a la obesidad infantil

El problema atañe a todos los miembros de la familia. ¿Entonces, por dónde empezar?

  • 09 ago 2017

La prevención inicia desde el embarazo. Si estás planeando un bebé, acude al ginecólogo para revisar tu peso y estado de salud general; estar en tu talla y cuidarte durante los 9 meses para no subir más de lo recomendado es lo ideal, pues una madre obesa puede heredar esta condición al bebé.

Prepárate para un parto vaginal y deja la cesárea solo como una opción en caso necesario. El especialista en nutrición y enfermedades crónicas asociadas a la mala alimentación, Abelardo Ávila, explica que la flora bacteriana, o microbiota, que coloniza el tubo digestivo de un bebé, se desarrolla cuando atraviesa el canal vaginal al nacer, y, según investigaciones recientes, esto es decisivo en el desarrollo o no de obesidad.

“Con la cesárea, lo que estamos consiguiendo es que muchos niños no tengan una flora bacteriana normal y eso tiene consecuencias graves por daño metabólico que se asocia a la obesidad”, explica el médico.

Lactancia y gateo, ¡básicos! Otro escudo fundamental para prevenir la obesidad es la lactancia materna, con ella se favorece la asimilación de los nutrientes, los cuales son bien incorporados y empleados por el organismo del bebé.

La lactancia debe ser exclusiva, por lo menos los primeros seis meses, y continuar con ella hasta que el bebé cumpla 2 años, para entonces ya habrás incorporado también los alimentos sólidos.

Algunas mujeres desarrollan condiciones de salud que les impiden amamantar, aunque quieran, y deben recurrir a las fórmulas lácteas; en estos casos el pediatra debe asesorar siempre cuál es la ideal, pues muchas de estas leches procesadas pueden contener hasta 54% de azúcares.

Cuando inicien con los alimentos sólidos, recomienda el pediatra Antonio Rizzoli, tras los seis meses de lactancia exclusiva, lo ideal es preparar en casa las papillas con frutas, verduras y productos de origen animal, y evitar los alimentos industrializados con alta densidad calórica.

En esta etapa, los papás ya deben estructurar horarios y dividir alimentos en desayuno, comida y cena con dos colaciones.

“Al niño se le puede dar el pecho en la mañana y en la noche, y la comida y colaciones que sean con alimentos complementarios”.

El también especialista en neurología pediátrica comenta que es fundamental que tengan claro que están alimentando a un niño y no a un adulto, es decir, las porciones deben ser adecuadas a la edad del niño o niña.

Y si el bebé no para de llorar, la comida no es la solución, enfatiza Rizzoli, hay que cuidar desde la primera infancia este aspecto. “Se tienen que explorar sus necesidades. Las emociones no deben controlarse con la comida”, subraya.

De acuerdo con el pediatra, también es indispensable que los papás impulsen a sus hijos a gatear, pues con ello se propicia la actividad física.

“Comparado con un niño en andadera, el que gatea quema más kilocalorías. Es la precuela para que el niño realice actividad física”.

Todavía hay papás que creen que el que sus hijos estén gorditos y cachetones es sinónimo de que están sanos, ejemplifican, pero hay solución plantean. “Si en los dos primeros años de vida se aseguran esas acciones (embarazo sano, lactancia exclusiva, gateo) vamos de gane; si se pierden, ya tenemos desventajas importantes”, indica Ávila.

Ejemplo positivo. El viejo dicho “hay que predicar con el ejemplo”, nunca estará mejor aplicado al tratarse de establecer hábitos sanos de alimentación, pues entre los 3 y los 5 años de edad, el principal referente de los niños son mamá y papá; por ello, dice el pediatra Rizzoli, es tan importante que con el ejemplo les enseñen a alimentarse adecuadamente y a estar activos.

Por el contrario, si mamá y papá suelen alimentarse con productos de alta densidad calórica y no realizan actividad física, los hijos harán lo mismo.“Los niños tienen que aprender a disfrutar del sabor de los alimentos naturales, como los vegetales, las frutas y los cereales de tipo integral”, agrega Ávila.

Involucra a tus hijos en la compra y preparación de comidas saludables.
Recomendaciones
-Involucra a tus hijos a las compras, deja que te ayuden a escoger las frutas y verduras que más les gustan y diseñen juntos el menú de la semana y del lunch escolar.
-Cocinen en familia algún platillo sencillo; incentívalos a que preparen la ensalada, la botana o el agua de frutas.
-Hagan juntos un pequeño huerto, pueden cultivar en casa lechugas con técnicas hidropónicas.
-Un error común es premiar con golosinas, no lo hagas; eso genera un proceso de dependencia.
-Evita exponerlos a la publicidad de los alimentos industrializados; no los dejes frente a la televisión, más de dos horas de pantalla es una mala idea.
-En las escuelas ya no deben venderse golosinas, bebidas azucaradas y productos procesados, promueve entre los padres de familia que tampoco compren afuera de la escuela o en los alrededores.
-El juego es la mejor manera de incorporar la actividad física, aprovecha la capacidad que tienen los niños de moverse y déjalos sugerir o inventar juegos.

Conviene saber
La obesidad infantil aumenta 16% el riesgo de que los niños padezcan problemas de desarrollo. Qué evitas al prevenirla:

Ansiedad y depresión por ser víctima de “bullying”

Presentar problemas de desarrollo antes de los 5 años

Enfermedades como diabetes, hipertensión o cáncer