San Pedro Sula, Honduras
El mercado Guamilito es el recinto perfecto para encontrar manos femeninas que realzan la grandeza de la ciudad.
Martha Lidia Reyes (36 años) es una de ellas, quien llega todos los días a las 5:20 am a trabajar como tortillera en un pequeño negocio.
Hace nueve años no tenía ni idea de lo que implica el arte de amasar y echar tortillas en el comal, pero ahora con todo el sabor de la experiencia y sin darse una pausa en su labor medita los retos de ser mujer en Honduras.
“Es bien difícil. Hay veces que me toca traer a las dos niñas”, refiere con un gesto hacia su hija de 11 años que le ayuda a empacar el producto. “Como mujer se batalla bastante para sobrevivir. Quiero que ellas estudien para que no tengan que hacer lo mismo que yo”, dice sin perder la vista de la masa y aclarar que su trabajo es digno, porque le ha permitido salir adelante.
A unos pasos de su puesto, su hija mayor de 17 años también realiza la misma función. Por las vueltas de la vida ella no continuó la secundaria.
Apenas terminó el sexto grado. Pese a que la dama tiene marido, asegura que en estos tiempos al hombre no le alcanza.
“Para vivirmás o menos bien, los dos tienen que trabajar, porque si no se pasa deseando un lempira en la casa”, expresa.
El reloj marca la 1:30 pm cuando Martha deja el puesto y reflexiona que aunque haya días que no quiera levantarse tiene que hacerlo, porque “no hay para donde. Mis hijas me van a pedir comida”.
No pasan de moda
En las afueras del mercado está la floristería La Ocasión, de doña Gladis Almendárez. La madre de cuatro hijos empezó sembrando hortensias, claveles, reinas margaritas y cartuchos en un terreno de El Merendón; pero no fue hasta hace diez años que abrió con gran esfuerzo su propio negocio, del que no le da tregua ni un tan solo día.
Su cálida sonrisa no se apaga y más bien inspira al grupo de jovencitas que junto a ella se las ingenian para ofrecer los diseños más originales. “Hoy que es el Día de la Mujer Hondureña vamos a tener unos arreglos muy bonitos para quienes le quieran regalar a ese mujer especial”, invita la señora mientras acomoda las rosas que está a punto de vender.
 Martha Lidia Reyes voltea las tortillas del comal.
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